Actualmente, el gas es uno de los suministros energéticos más utilizados, ya que es compatible con las necesidades de calefacción, cocina y agua caliente sanitaria. Además, tiene un elevado poder calorífico, que lo convierte en uno de los grandes aliados en los meses más fríos del año al permitir alcanzar una temperatura agradable en el hogar. Y, a pesar de que en estas fechas el consumo de calefacción se intensifica, lo cierto es que con un uso adecuado y un consumo responsable puedes evitar que la factura del gas se incremente en exceso. ¿Quieres descubrir cómo ahorrar con la calefacción de gas natural? ¡Te lo contamos!
Cómo ahorrar con la calefacción de gas natural
La calefacción supone alrededor del 58 % del consumo total de gas natural en una vivienda. Para controlar dicho consumo, podemos poner en práctica algunos hábitos que nos ayudarán a reducir el importe de la factura de gas.
Purgar los radiadores periódicamente
Para obtener el máximo rendimiento con la calefacción de gas natural y ahorrar en la factura, es fundamental extraer el aire acumulado de los radiadores periódicamente. Lo más recomendable es purgarlos al menos una vez al año para evitar la acumulación de pequeñas burbujas de aire. Dichas burbujas pueden llegar a dificultar la circulación del calor, haciendo que sea necesario mantener la calefacción encendida durante más tiempo hasta alcanzar la temperatura deseada.
Asimismo, llevar a cabo un adecuado mantenimiento de los equipos también es importante, ya que la suciedad puede generar una barrera térmica. De esta manera, los radiadores calentarán de forma eficiente y a la óptima potencia.
Instalar una caldera de bajo consumo
Instalar una caldera de bajo consumo contribuye a reducir el importe de la factura del gas. A pesar de que estas calderas suponen una inversión inicial mayor, con el paso del tiempo ayudan a reducir el consumo en el hogar puesto que son equipos eficientes capaces de generar la misma energía con un consumo menor de gas. Sin embargo, no basta con instalar una caldera de bajo consumo. Además, hay que prestar atención a la revisión periódica del equipo para asegurarnos de que funciona correctamente.
No cubrir los radiadores
Cubrir los radiadores con la ropa mojada para que se seque rápidamente es un error que puede incrementar notablemente la factura del gas. Al cubrir los radiadores con prendas, se forma una barrera térmica y los radiadores tienen que trabajar más para calentar el ambiente. Por ese motivo, si quieres ahorrar en calefacción, te recomendamos que evites estas prácticas.
Utilizar termostatos
Gracias a los termostatos digitales, podemos programar los radiadores para que se enciendan a una hora determinada y a la temperatura deseada. Algunos modelos permiten incluso controlar la temperatura a distancia para que el usuario pueda manejar el equipo desde cualquier lugar.
Mantener una temperatura óptima
Cada grado extra por encima de la temperatura recomendada supone un 7 % más de consumo. Por ello, es recomendable mantener una temperatura adecuada en la vivienda, entre los 19 y los 21 ºC por el día y en torno a 16 ºC por la noche. Lo más adecuado es mantener una temperatura constante y estable solo cuando se está en casa.
Aislar la vivienda
La diferencia que existe en invierno entre la temperatura exterior y la temperatura interior de una vivienda con calefacción es alta. Esto genera pérdidas térmicas a través de cerramientos y muros. Minimizando estas pérdidas mediante la mejora del aislamiento y los propios cerramiento es fundamental para reducir el consumo.
Mejorar los sistemas de calefacción para trabajar con menor temperatura de impulsión
Es el caso del suelo radiante y de los radiadores de baja temperatura, que trabajan con temperatura de agua de 40 ºC, mientras que los radiadores convencionales requieren una temperatura de entrada de agua superior a 70 ºC. De esta manera, obtenemos beneficios en dos sentidos: por un lado, reducimos el consumo de gas y, por otro lado, conseguimos que la caldera de condensación trabaje con un mayor rendimiento.
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