En los últimos años, se han aprobado legislaciones que garantizan la reducción de las emisiones en todos los sectores, incluido el de la construcción. Ejemplo de ello es la directiva 2010/31/UE relativa a la eficiencia energética de los edificios, la cual establece que los edificios deben ser de consumo casi nulo, es decir, construidos siguiendo el estándar Passivhaus. Pero ¿qué es Passivhaus?
Estándar Passivhaus: qué es
Passivhaus es el estándar más estricto de eficiencia energética que existe. Formulado en Alemania en 1988, tiene como objetivo minimizar la energía necesaria para la climatización de los edificios a través de la optimización de los recursos existentes manteniendo un ambiente y una temperatura constantes y confortables.
Los edificios construidos según los estándares Passivhaus consiguen reducir hasta en un 75 % las necesidades de calefacción y refrigeración.
Cómo se consigue el certificado Passivhaus
El organismo encargado de conceder este certificado es el Passivhaus Institut en Darmstadt (Alemania). Para ello, es necesario cumplir cuatro requisitos:
- Consumo en calefacción inferior a 15 kWh/m2 al año
- Consumo en refrigeración inferior a 15 kWh/m2 al año
- Consumo de energía primaria inferior a 120 kW/m2 al año
- Vivienda estanca con 0,6 renovaciones de aire por hora
Principios básicos del Passivhaus
El estándar Passivhaus se basa en cinco principios esenciales:
1. Aislamiento térmico
Una casa bien aislada conlleva una demanda de energía hasta un 90 % menor. Por ese motivo, las casas pasivas utilizan aislamiento térmico en abundancia en paredes, suelo y techo, cuyo espesor puede llegar a triplicar el aislante térmico de las casas convencionales.
De esta forma, la pérdida de calor se reduce y, como consecuencia, la necesidad de calefacción también.
2. Ausencia de puentes térmicos
Los puentes térmicos son las desigualdades que se forman en la envolvente térmica de una edificación debido a la existencia de diferentes elementos constructivos o materiales en un mismo punto del edificio. Dichos puentes térmicos dan lugar a a la aparición de «puntos fríos» que producen una pérdida energética considerable, así como humedades, daño en materiales y pérdida de confort.
La eliminación de los puentes térmicos no solo ayuda a reducir el consumo energético, sino que también es beneficiosa para la salud, ya que impide que se desarrollen agentes nocivos como los hongos y el moho.
Además, permite eliminar los puntos fríos, de forma que garantiza un excelente confort térmico.
3. Puertas y ventanas de altas prestaciones
Las ventanas y las puertas de los edificios son uno de los principales focos de pérdidas de calor y frío. Por ese motivo, el estándar Passivhaus establece que las casas pasivas deben utilizar puertas y ventanas de calidad, aisladas y estancas al aire, las cuales deben ser correctamente instaladas. De esta manera, se consigue una mayor eficiencia energética.
4. Ventilación mecánica controlada con recuperación de calor
En las construcciones pasivas se utilizan sistemas de ventilación mecánica controlada (VMC) con recuperador de calor, que permiten renovar de forma continua el aire interior de los edificios sin perder temperatura. De esta manera, garantizan la calidad del mismo.
Estos sistemas también ayudan a mantener un entorno saludable, ya que incorporan un sistema de filtros para depurar el aire que evita la entrada al edificio de partículas contaminantes o elementos que puedan producir alergias, tales como ácaros o granos de polen.
5. Estanqueidad del aire
La mayor parte de la energía en los edificios se pierde por convección (movimiento de fluidos) y no por conducción (transferencia de calor de un material a otro).
Para evitarlo, en las casas pasivas, todas las juntas y uniones entre materiales se sellan correctamente para evitar infiltraciones de aire indeseadas, corrientes de aire y propagaciones de ruidos al interior. Como consecuencia, se consigue reducir la pérdida energética y controlar la temperatura interior sin tener que usar prácticamente los sistemas de climatización.
Estos principios, que ayudan a garantizar el rendimiento final del edificio, deben ser verificados durante el diseño y el proceso constructivo.
Ventajas de las casas pasivas
Menor consumo energético
Las casas pasivas consumen un 90 % menos de energía que las casas ya construidas y un 75 % menos que una casa de obra nueva.
Para que nos hagamos una idea, una casa pasiva de 1500 m2 conlleva una disminución de hasta 10 toneladas de CO2, lo que equivaldría a plantar 1000 árboles.
Mayor confort en el hogar
Las construcciones Passivhaus garantizan una variación térmica mínima a lo largo del día y del año. Este factor, unido a la ausencia de puentes térmicos y de superficies frías en el interior de la vivienda, propician el máximo confort térmico. Por otro lado, el aislamiento garantiza el máximo confort acústico.
Menores emisiones de carbono
Las casas pasivas no emiten gases contaminantes. Su aislamiento y el hecho de no tener que usar sistemas de climatización ayudan a reducir considerablemente las emisiones de CO2.
Menor dependencia de la electricidad
Estas construcciones optimizan el calor proveniente de la radiación solar que entra por las ventanas, así como el calor corporal de las personas que habitan en ella y el calor de los electrodomésticos en funcionamiento.
Por ese motivo, no es necesaria la climatización asistida, de forma que la exigencia de energía se puede compensar con energías renovables para abastecerla.
Mayor durabilidad de los materiales
La envolvente hermética de una casa pasiva evita la infiltración de aire y agua, la cual puede quedar atrapada dentro de los muros, lo que causa daños en los materiales y provoca humedades. A su vez, la ausencia de puntos fríos evita las condensaciones superficiales, que también dañan y hacen envejecer los materiales.
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